La campana sonó por última vez. Un silencio precario, mil gritos que han de esperar. Seis pasos que dudan llegar hasta el rincón, una leve sonrisa no oculta el dolor. Un gesto cansado dibuja con sangre huellas de una lucha, que aún no se acabó. El juez levantó un puño que no es el tuyo, el golpe más duro, haber perdido. Aunque hoy te ha tocado perder, tu sabes que mañana escondes un as en el bolsillo, la suerte te sonreirá.